La paloma jugaba a saltar del borde de la piscina y hacer como si fuera un pato. Esta aleteaba sobre la superficie y volvía al borde de nuevo, confiaba en sus alas. Se estaba refrescando. Yo tomaba un respiro mirando aquel juego divertido desde el ventanal del gimnasio. A mi izquierda uno que hacía spinning miró mis guantes de boxeo y luego al espejo del fondo, donde vio como otro colocaba los discos para hacer pecho, al cual lo miraba un alumno en prácticas como entrenador personal, que empezaba a darse cuenta de que no estaba haciendo bien el ejercicio. Su compañera, que daba clases de Yoga y Aquagym se despidió, sonrieron y ella bajó la escalera, desde donde vio a su amiga cruzando el parking mientras esta miraba un perro parecido al suyo. Su dueña, que veía un video en el móvil, levantó la mirada cuando su vecino, que había salido a andar un poco esa mañana la saludaba. El sobrino de aquel hombre precisamente en ese momento atravesaba la calle con su furgoneta y le pitaba, pero su tío no pensó que era a él. Al final de la calle, ya en la avenida un chico que se aburría en el autobús de camino al instituto se fijó en el logotipo del lateral de la furgoneta. Una chica de su clase dejó de mirarle para mirar por la ventana, donde vio a una niña dormida en el asiento trasero de un coche. Su madre, que le encantaban los trenes, se agachó para observar el cercanías que cruzaba el puente sobre ellas, donde en su interior un ciego en el tercer vagón se ponía en pie para bajarse mientras un niño que le colgaban los pies del asiento lo miraba antes de tomar la mano de su padre y que juntos se acercaran a la puerta. El tren se detuvo y el conductor miraba a través del espejo retrovisor y las cámaras de las puertas, unos salieron y otros entraron y el tren abandonó la estación. Poco después una locomotora en sentido opuesto cruzaba la llanura, el conductor del tren pitó un par de veces a la locomotora a modo de saludo, el otro le devolvió el saludo, apenas abriendo los ojos, porque se había propuesto conducir el tren con los ojos cerrados durante los próximos dos minutos. Un camionero con sueño observó el tren cuando recibió una video llamada de su esposa, y hablaron. Un taxi adelantaba a aquel tráiler porque una chica sueca iba tarde al aeropuerto. La cual estaba releyendo unos apuntes sobre ventas porque debía ganar algunos clientes en su viaje a Milán. Un operario del aeropuerto después de mirar la autopista y ver como el taxi tomaba la salida al aeropuerto puso su mirada en los recoge maletas que terminaban su tarea. Desde la cabina del avión el piloto recibió la señal de que todas las maletas estaban en tierra. En la torre de control el técnico mandó un mensaje al piloto de este avión que acababa de llegar y daba luz verde a otro avión que despegaba. Un anciano que nunca había montado en avión cerraba los ojos mientras el avión se levantaba. Un joven que escuchaba música después de sonreír al ver a aquel anciano el miedo que tenía miró por la ventana hacia el gimnasio donde iba cinco días a la semana, donde una paloma, la cual no veía desde allí, chapoteaba en la piscina.

José Luis García, 6 de junio de 2023.

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