Cansado de tanto viaje, decidí parar en un bar de carretera donde me pedí un café caliente sentado en la barra. Saboreaba el primer sorbo cuando un tipo, que parecía algo desubicado, se sentó a mi lado y comenzó a hablarme de improviso:

– Salí de la cápsula y miré la Tierra desde el Espacio. Estábamos lejos. Podía ver los dos polos con tan solo un movimiento de mis ojos. Mi otro compañero flotaba cerca de mí. No había nadie mas ahí afuera. Todo iba perfecto hasta que vi acercarse una figura amorfa, sin luz y llena de sombras. Noté un zumbido en mi cabeza, creo que estaban hablándome, ya lo creo que si. No pude apartar la mirada de esa silueta. Pronto me di cuenta de que había más alrededor. Perdí de vista a mi compañero. Giraba la cabeza rápidamente buscando algún rastro de mi compañero, pero lo único que vi fue el rostro de uno de ellos pegado a mi escafandra ocultando su cara con su propio aliento en mi casco. Noté que me alejaba de ellos lentamente, alguien me tiraba de la correa de seguridad hacia la nave para ponerme a salvo. Pero justo en ese momento me desperté aquí, en este bar. ¿Pu. . . puedes ayudarme?

FIN

Roberto García.

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